Llega la noche, el centro se va apagando poco a poco, casi de forma sincrónica. Los funcionarios de la Gobernación desocupan el edificio como hormigas y la carrera Tercera se contagia de quietud y silencio. Un hombre maneja lentamente su carro mientras pasa por la calle 11. El semáforo de la Tercera anuncia con su verde encendido que es hora de correr, pero el conductor no se turba, sigue su camino con un andar lento y tranquilo y se detiene frente al Boga del Banco de la República, saca su celular y centra su mirada en la pantalla. Definitivamente lo que ve lo magnetiza, lo atrae.
La escena pasaría desapercibida de no ser porque a su lado se encuentran un poco más de 20 personas de diferentes edades; unas sentadas en las escalas del Parque Murillo y otras cuantas alrededor del monumento de la música, (el que antes ignoraban por no encontrarle mucha gracia), todas conectadas fijamente a la pantalla de sus celulares como en una especie de búsqueda. Solo así pueden ser parte del mundo invisible con el que soñaban de niños. Ahora son ellos y no los personajes animados quienes van por la ciudad, cual exploradores con GPS, atrapando los ‘pokemon’ que se esconden en los sitios más concurridos de la ciudad y resignificando sus calles.
Algo está cambiando en Ibagué… ‘Pokeparadas’
El Boga que se posa altivo en el Banco de la República ya no representa solamente al hombre agricultor, sino que también hace parte de una de las tantas ‘pokeparadas’ que hay en la ciudad, (léase, para el que no entienda bien sobre este juego, como un lugar donde los entrenadores pokémon van a “recargar” sus ‘pokebolas’, posiciones y huevos para poder capturar más ‘pokemones’). Asimismo, el Parque Bolívar contiene dos ‘pokeparadas’ más, junto con tres estatuas del Parque de la Música.
El centro es el lugar qué más paradas pokémon tiene en toda la ciudad, lo interesante del juego es que quien desee algún día ser maestro ‘Pókemon’ deberá estar allí por lo menos una vez a la semana, o eso es lo que aconseja Diego Devia, un joven de 25 años que es creador de la página de Facebook “Pokémón Go Ibagué”, de la que hoy hacen parte alrededor de mil personas. “Mis dos mejores amigos y yo creamos el grupo, al principio pensamos agregar a poca gente pero de un momento a otro el grupo se amplió”.
Diego ha conseguido llegar al nivel 23 del juego, el segundo más alto de la ciudad, con más de 1.300 pokémones atrapados. “Es muy bacano este juego porque tengo que dedicarle tiempo. Cambié las rutas que normalmente tomo para coger más pokémones y voy cada dos días al Murillo con mis amigos”.
Además del centro, la ciudad está llena de ‘pokeparadas’, entre ellas la Iglesia Del Carmen, la fuente principal de Acqua, las tres fuentes del centro comercial La Estación, la Clínica Saludcoop, la glorieta de Mirolindo, la glorieta de los venados en la entrada del Salado, Multicentro y hasta Arkacentro.
A la espera de la aplicación oficial
“Bienvenidos, maestros pokémon”, le dicen los administradores de Multicentro por medio de su pantalla de anuncios a todos los jóvenes que llegan al centro comercial a cazar a los escurridizos ‘pokemones’.
Y es que era cuestión de tiempo para que el sector privado se metiera también en la onda de Niantic, creadora de este juego que ya ha revolucionado la forma de interactuar en el mundo con tan solo el 10 por ciento del contenido entregado y sin siquiera llegar la aplicación oficial a Colombia.
Solo falta ver los noticieros para darse cuenta de todo lo que la ‘pokefiebre’ ha causado en el país: robos de celulares, personas intentando entrar en propiedades privadas, accidentes de tránsito, en fin. Sin embargo hasta ahora no se ha confirmado en Ibagué ninguno de estos casos, solo “intentos de robo que se han dado por andar con el celular por fuera cuando se va a lugares inseguros”, cuenta Diego.
Pero este no es el mayor miedo de los jugadores, lo que temen es que por utilizar la aplicación no oficial sus avances sean borrados cuando llegue la aplicación de Playstore a Colombia. Aunque Diego duda mucho que esto suceda ya que España tuvo el mismo problema “y lo que obtuvieron por la APK se les respetó y siguió el juego como si nada”.
Es por eso que mientras no esté la aplicación oficial no se podrán crear más poképaradas en la ciudad, como planea hacerlo Julián Andrés Gallo, entrenador ‘Pókemon’ de nivel 21 que ya cuenta con el aval de Google para crearlas, pues de acuerdo a sus jugadores hacen falta muchas más en la parte norte de la ciudad. “Pude tener el aval por un amigo en Estados Unidos que trabaja con una filial cercana a Google, por así decirlo, y él fue el que me dio los permisos. Solamente con mi cuenta pokémon me ingresaron al sistema”.
De acuerdo con Diego, para que un lugar sea poképarada Google pide que se especifique el nombre exacto del monumento en que se pondrá. “Tienen que ser más que todo parques o algún tipo de monumento, no se puede en cualquier lado o así porque sí”, explica él, que ya tiene claro los lugares en los que las pondrá.
“Cuando Google me dé el aval quiero poner más pokeparadas por el Salado o por Picaleña, porque a la mayoría de gente le toca subir hasta el centro. También por Ciudadela Comfenalco y en los parques de barrios como las Américas”.
Una nueva forma de vivir la ciudad
Amarillo, Azul y Rojo. En este caso no los nombro para recordar a la bandera nacional, sino porque son los tres equipos de los que deben ser parte los entrenadores pokémon para combatir en comunidad en zonas llamadas “Gimnasios Pokémon”. Esta es la parte del juego que ayuda a que un entrenador pokémon no siempre explore la ciudad solo sino que lo haga en compañía de los demás miembros de su equipo.
“Es un juego que se puede vivir, que lo saca a uno de la casa, que hay que caminarlo, con eso he conocido demasiada gente y me parece muy divertido”, expresa Julián.
Las zonas que han sido designadas en la ciudad como gimnasios son en su mayoría monumentos de gran importancia para la comunidad, por eso La Catedral de Ibagué es uno de ellos.
No se puede negar entonces que Niantic le ha cambiado la rutina a más de uno, que en vez de quedarse un lunes en casa prefiere salir al centro, encontrar pokémones y de paso hablar un rato con los demás jugadores. “Me parece algo muy sano, la gente ya no va a tomar ni nada sino que prefiere quedarse jugando en el Murillo”, comenta Julián.
Solo queda esperar para ver qué otras reacciones causa este juego que no para de generar noticia.