En los esfuerzos extravagantes y chocantes que realiza el mandatario, para defender su ‘obra de gobierno’, no sabemos si se trata de un autoengaño, un caso de mitomanía o de una enfermedad psiquiátrica.
Son tan débiles, rebuscados y descabellados los argumentos que nos presenta el desenfocado Luis Hernando Rodríguez, que no sabemos si reír a mandíbula batiente de los chistes que nos cuenta, o llorar de la frustración que sentimos los ciudadanos al haber elegido a este despistado personaje como jefe de una administración que no deja sino dudas y una estela de corrupción.
Y esto se refleja en otra de las desafortunadas salidas que tiene el alcalde saliente con sus frases pintorescas y rimbombantes: “Le dejo a la ciudad la mejor infraestructura deportiva que ha tenido en toda su historia” (¿?) Esta afirmación está por verse. ¿Cómo hace el mandatario local para decir tal falacia si las piscinas olímpicas quedaron desniveladas y mal construidas y los famosos contratistas están pidiendo 10 mil millones más para terminarlas? El estadio Manuel Murillo Toro que es la única remodelación de presentar aún tiene sus problemas y faltan 40 mil millones para dejarlo escenario FIFA y qué decir de todas las obras del parque deportivo que quedaron un 20 por ciento? Y los contratistas españoles pidiendo 22 mil millones más para terminarlas.
Por lo que debe responder Luis H. es por los 150 mil millones que dice que se invirtieron y la plata no aparece. Además, se deben sumar a él, el abogado Orlando Arciniegas, celebro de esta cuestionada contratación, todos asesores y secretarios de despacho comprometidos en esta vergüenza nacional. De esto es que debe rendir cuentas el fantasioso alcalde de los ibaguereños.
Y a propósito de estos actos de corruptela administrativa, una cosa que ha pasado desapercibida por los medios de comunicación, es la petición que hizo Guillermo Alfonso Jaramillo, a los contratistas españoles a decir a quién o quiénes les habían pagado comisiones (sobornos) para que los otorgarán las obras a dedo como se hizo. Estos permanecieron incómodos escuchando al alcalde electo cuando se despachaba contra estos aberrantes hechos en la reciente reunión que se realizó en el Imdri, convocada a instancias del senador Guillermo Santos Marín y Coldeportes, para analizar la situación de las obras.
Sobra anotar que todos permanecieron callados, no dijeron ni una palabra, ante el cuestionamiento de Jaramillo, incluyendo al saliente alcalde que supuestamente y por obra de magia y efectos especiales, ha dejado la mejor infraestructura deportiva en toda la historia de Ibagué.
Ya es tiempo que la Fiscalía y la Procuraduría Provincial, esta última, ciega, sorda, muda y coja ante esta situación, ofrezcan resultados de sus investigaciones. En otros lugares del país, por cosas de menos trascendencia que los que se han denunciado en Ibagué y sobre todos con las obras de los Juegos Nacionales, hay gobernadores y alcaldes detenidos. ¿Qué estará pasando en esta ciudad? ¿Será que la Fiscalía y la Procuraduría no tienen jurisdicción en Ibagué y el Tolima?
Y pensar que fue la derrota de John Esper Toledo, la que aceleró estos acontecimientos, pues de haber ganado como lo sabíamos todos, hubiera imperado el pacto del silencio entre éste y la administración saliente, así como operó entre la de Luis Hernando Rodríguez y Jesús María Botero, sobre todo en la quiebra del Ibal, el acueducto alterno, Ecopijaos e Ibagué Limpia, entre otras sombras de esa administración. Es decir, la complicidad de los Trillizos había continuado.
Pero siendo justos y titulo de reconocimiento, debemos manifestar que el primero en advertir todo lo que le iba a pasar a Ibagué, eligiendo Luis H. fue Marco Emilio Hincapié. En la consulta liberal para escoger candidato a la alcaldía por ese partido, Hincapié, el “Liberal de Verdad”, desenmascaró la actitud oportunista de Luis H. quien faltando seis meses para las elecciones de hace cuatro años, de la noche a la mañana sin ningún rubor ni sonrojo, se volvió liberal después de haber pasado por el partido conservador, la U y otros movimientos, para ganar las alcaldía, infortunadamente, con el apoyo de la dirigencia liberal.
En aquella campaña, sostenía Marco Emilio, que el personaje que hoy aun tenemos como alcalde no dudaría seis meses siendo liberal, que regresaría a sus antiguas toldas y que la corrupción, el desgobierno y el continuismo de Jesús María Botero, seguiría campante tal como sucedió.
Aspiramos que las cosas cambien en Ibagué a partir del primero de enero de 2016, con la posesión de Guillermo Alfonso Jaramillo, quien llegó precisamente como una manifestación popular de los indignados y cansados de tanta corrupción y tropelías administrativas de los gobiernos locales, especialmente de los Trillizos.
Entretanto, que Luis H. siga pensando, desde alguna galaxia, que fue el alcalde que más ha realizado obras en toda su historia de Ibagué, que dejó la mejor infraestructura deportiva en toda la historia de la capital del Tolima, que dejó las hermosísimas materas de la plaza de Bolívar, pero también la administración más corrupta, mala y pésima que haya tenido Ibagué en toda su historia.
Luis H. no está en las nubes, sino en una galaxia de Star Wars, esperando que los áulicos y soplapitos contratados por su administración, lo bajen con aplausos de su sueño, mientras los ciudadanos esperamos que las autoridades actúen pronto, con eficacia y sin impunidad. Ya el pueblo lo castigó con los resultados de las pasadas elecciones.