La prodigiosa y potente voz del reconocido locutor libanense Alberto Piedrahita Pacheco no murió. Aún puede escucharse en las casi 200 páginas del libro ‘El padrino de la radio en Colombia’, escrito por su nieta, Laura Piedrahita Piedrahita. (Ver: Falleció Alberto Piedrahita Pacheco)
Una composición que no sólo relata un sin número de anécdotas protagonizadas por este grande del periodismo, sino que cuenta cómo fueron esas primeras narraciones del ciclismo y el fútbol en el país.
“En el momento en que tú lo abres y empiezas a leer sientes, de alguna forma, la voz de Alberto Piedrahita Pacheco. En este libro él cuenta quién era, cómo era, qué le gustaba”, dice Laura, quien con orgullo ha seguido los pasos de su abuelo al ejercer su profesión de Comunicadora Social y Periodista en emisoras nacionales como W Radio.
Dice, además, que la pasión y el respeto de ‘El padrino’ por el micrófono fueron la motivación que tuvo para escribir la historia de este personaje que acompañó, por más de 30 años, a los fieles oyentes de reconocidos programas como ‘La barra de las 13’, ‘Pase la tarde con Caracol’ y ‘La Luciérnaga’.
“Me pareció un reto escribir sobre mi abuelo. A él no le gustaba que uno hablara mucho de él, no le gustaba ser el centro de atención, incluso cuando supo que iba a escribir el libro me dijo que estaba loca. Por eso, no podía ser un trabajo que no estuviera a la altura de él”, cuenta Laura.
Explica que su obra está dividida en tres partes. “La primera es el prólogo, en donde yo literalmente me desnudo contando qué tan importante es este logro para mí. El segundo es el capítulo de mi abuelo narrando sus interminables anécdotas, y el tercero, las entrevistas con reconocidos periodistas muy cercanos a él”, entre los que se encuentran Julio Sánchez Cristo y Darío Arizmendi.
Asimismo, recuerda cómo fue esa inmersión del tolimense en el mundo de la radio y de qué manera llega a convertirse en uno de los mejores narradores de las vueltas a Colombia.
“Él sale del Líbano por temas políticos, comienza como cobrador en una emisora y es ahí donde le dan la oportunidad de hacer turnos el 24 y 31 de diciembre, le pica el bichito de la radio y empieza a crecer como locutor”, cuenta Laura.
“Tenía una voz muy gruesa, la conservaba comiendo limón y panela todos los días. Siempre fue muy elegante, nunca dejó de transmitir parado. Fue muy amigo del diccionario, de hablar con las palabras adecuadas”, añade la periodista.
Además, resalta que ese sobrenombre se lo pusieron porque fue padrino católico de muchos y padrino profesional de otros.
“Su característica fue no pasar por encima de nadie. Nunca fue envidioso con su conocimiento. Él siempre le abrió las puertas a quienes lo necesitaron”, destaca Piedrahita.
Por último, dice que, aunque su abuelo falleció cuatro meses antes de terminar su obra, el 20 de octubre del 2014, a sus 83 años, se siente orgullosa de haber plasmado cada palabra con la aprobación de él y de haberlo visto enamorado de su nieta ejerciendo el oficio que tanto lo apasionó.