El hombre al que una advertencia de su mujer le cambió la vida

Hay personas que nacen con un don, se dan cuenta de repente al tocar un instrumento o al caer en la nota precisa en el momento de cantar.

Javier nunca pensó que tenía uno. En el colegio no era de los que se destacaba y fue conductor de maquinaria pesada por casi 25 años. Era un hombre bebedor y “malgeniado”, como él mismo se describe, y precisamente fueron los excesos lo que lo hicieron cambiar de rumbo y encontrar ese don.

Lo que Javier González Anzola hace es semejante a cualquier arte. Cada máquina que diseña a pequeña escala está llena de minucias y requiere de una paciencia magistral que nunca imaginó que poseía.

Anzola descubrió que era bueno haciendo réplicas en una época de excesos en la que el alcohol estaba controlando su vida y hasta poniéndola en riesgo cuando irresponsablemente manejaba en estado de ebriedad.

Fueron tales los estragos del alcohol en su vida que Javier estuvo a punto de perder a su esposa Alix y sus dos hijas. Supo que debía hacer un cambio drástico a su vida cuando  Alix no aguantó más y le dijo: “si no cambia, nos vamos de la casa”.

Javier se aferró a su fe y le pidió a  Dios que  le ayudara a crear una vida diferente para sacar el alcohol lo más lejos de su vida. Y fue así como un día, buscando en internet ideas para su nuevo proyecto de vida, se encontró con youtubers que enseñaban a hacer máquinas a pequeña escala y vio que por ahí podría ser el camino.

Fue así como desde hace tres años se dedicó al trabajo de las réplicas. “Dios te abre el camino, solo le pedí a Dios que me lo mostrara y así fue”, dice Anzola. Él, con ayuda de su hija, decidió lanzarse como youtuber y ya tiene más de 4100 seguidores en Youtube con el nombre de Replicas Anzola. Él ve ese don como algo caído del cielo que llegó cuando su vida más lo necesitaba.

Incluso hay videos que alcanzan las 75 mil reproducciones, lo que lo ha ayudado a vender varias réplicas a nivel nacional y a darse a conocer al mundo, a tal punto que ya hace encomiendas de su trabajo fuera del país. “Tengo mucho contacto en México y Australia”,  detalla él.

De acuerdo a Javier una réplica puede costar entre 600 mil pesos  hasta tres millones, ya que sus modelos pueden tener hasta 40 horas  de trabajo. “Hay días en que me levanto a las 6:00 de la mañana y termino a las 10:00 de la noche”, comenta él.

Para cada labor Anzola baja en internet los planos del vehículo que va a hacer, prepara el material: 80 % madera, 10 % de aluminio y 10 % de PVC, y no se para de su pequeño hasta que termina la escala.

Su taller se encuentra ubicado en un barrio popular de Payandé llamado Santa Barbara y su vitrina es el andén de la casa, donde  cada vez que acaba un prototipo, lo expone, como una especie de ritual.

Javier cada vez quiere crecer más es por eso que trabaja día a día para tener su microempresa, un proyecto que compañía Cemex está  ayudando a financiar.

«Cemex me está ayudando a formalizar mi pequeña empresa. Dios me dio un talento, pero con esta colaboración de Cemex quiero crecer y vender más réplicas en el país y en el exterior», concluye.

Por: DAIANA GONZALEZ

Foto: ELOLFATO.COM / HERNANDO BAZURTO

Fecha: domingo - 30 julio - 2017