Un técnico en sistemas e informática, de 36 años, sería el cerebro de robos informáticos que sumarían más de $2.000 millones a entidades del Estado y empresas del país, entre estas la cárcel de Coiba Picaleña, en Ibagué.
El experimentado y habilidoso hacker, que tenía su centro de operaciones en la ciudad de Valledupar (Cesar), fue identificado por la Fiscalía como Óscar Eliécer Peñalosa, alias ‘el Bocas’.
Desde allí, con un computador en su casa, ubicada en un exclusivo sector de la capital vallenata, movía los hilos de una red criminal que saqueó cuentas bancarias de alcaldías y empresas en Santander, Risaralda, Magdalena y Atlántico.
En Ibagué cayó en su trampa la cárcel de Picaleña, según hechos investigados ocurridos entre el 2009 y el 2010. La Fiscalía lo señala de hurtar alrededor de $180 millones de cuentas del centro penitenciario en el Banco Popular, a través de un software malicioso.
Y para lavar el dinero creó como fachada negocios de café internet, por medio de los cuales ofrecía generosos descuentos por el pago de facturas de celular de múltiples operadores. Los beneficios también los extendía a pequeñas empresas que pagaran sus impuestos a la DIAN.
La tarde de este lunes la Dirección Seccional de Fiscalías de Ibagué, con la investigación de la Unidad de Delitos Informáticos del CTI, le imputó cargos Óscar Peñalosa por los delitos de concierto para delinquir con fines de enriquecimiento ilícito, hurto por medios informáticos agravado y enriquecimiento ilícito a favor de particulares, que no aceptó.
Junto a Peñalosa fueron capturadas en Valledupar otras cinco personas que hacían parte de la red de ciber-hurtos, entre ellos su excompañera sentimental Jennifer Rueda López, investigada además por una millonaria estafa a por lo menos 30 policías del Cesar con un presunto fraude en negocios de finca raíz.
La Fiscalía también les imputó cargos a Armando Pérez Villa, Sandra Patricia Lozada, Osmalia Arias Cadena y Yeiler Isnardo Jácome Bohórquez, quienes deberán responder ante la justicia por su presunta responsabilidad en los delitos de concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito y hurto por medios informáticos agravado, los cuales no aceptaron.
La investigación del CTI arrojó que Óscar Peñalosa podría ser el segundo hacker más habilidoso y escurridizo del país, después de Jaime Tache, quien ya fue capturado y es señalado por el supuesto hurto a bancos por más de $300.000 millones.
“El hacker decía que él era capaz de saquear las cuentas de cualquier persona solo con el número de la cédula o el NIT de una empresa”, dice el fiscal del caso.
Así operaba la ciber-banda
Para que las víctimas pisaran la cáscara les enviaba un virus por medio de un software malicioso a los correos electrónicos. Lo hacía desde una falsa cuenta de la DIAN, con el fin de que alguien abriera el mensaje.
Una vez hacían doble clic el virus ingresaba al computador o al celular y el aparato quedaba a total disposición del hacker, quien tenía acceso a cuentas bancarias de las entidades y a las claves.
Con las claves y las cuentas en su poder ingresaba a los bancos y hacía millonarias transferencias electrónicas a la nube y el dinero quedaba bajo su protección a través de códigos.
Para lavar el dinero ofrecían grandes descuentos por el pago de impuestos y facturas de celular en los cafés internet, así: “Por ejemplo, si la factura costaba $120.000 a la persona le decían que solo pagara $80.000, dinero que entraba a los bolsillos de la red criminal. La factura la pagaban con la plata que robaban de las cuentas bancarias y que estaba en la nube”, explicó un investigador.
Para desmontar la organización criminal la Fiscalía y el CTI interceptaron nueve líneas de celular manejadas por los miembros de la red.
Además, hubo un minucioso seguimiento a las inversiones realizadas, incluso, las que la banda hacía por medio de familiares o personas cercanas que no tenían capacidad de comprar inmuebles y vehículos. Uno de los apartamentos está avaluado en $500 millones.
En el caso del hacker Óscar Eliécer Peñalosa, la Fiscalía logró establecer que habría comprado apartamentos, casas y vehículos, algunos de los cuales aparecen a nombre de la mamá y de un cuñado.
De hecho, el ente acusador planea acciones judiciales sobre seis inmuebles localizados en Valledupar.
También les sigue el rastro a pequeñas empresas y comerciantes que para pagar menos impuestos o reducir sus cuentas de celular acudieron a las artimañas del hacker y su banda.
Las empresas están ubicadas en Valledupar, Barranquilla, Pereira y Bucaramanga, ciudades en donde también hay investigaciones contra algunos miembros de la red, incluido el hacker.
Peñalosa y sus cinco supuestos cómplices fueron trasladados en un avión de la Fuerza Aérea desde Valledupar a Ibagué, donde se realizó la audiencia de control de garantías hasta altas horas de la noche.