La dinámica económica, la tecnología y la innovación en todos los sectores, más la digitalización de los mercados que nos permiten tener acceso a todo tipo de producto o servicio en cualquier parte del mundo, nos lleva a pensar en cómo vamos a afrontar desde las empresas, gremios, academia y como estado, esos nuevos retos laborales.
Es inminente la llegada de la llamada ‘Revolución industrial 4.0’ o también llamada ‘Era digital’ que es diseñada por la generación de los Millennials, y será afrontada laboralmente por la Generación Z (jóvenes nacidos de 1994 a 2010), donde las empresas han empezado a implementar la robotización en los procesos de producción y la implementación de estrategias de mercados y posicionamiento de sus productos a través del marketing digital.
Es importante hacernos algunas preguntas que nos llevan a evaluar cómo se está afrontando desde la región el futuro laboral, dentro de este nuevo contexto económico. La primera puede ser ¿desaparecen nuestros trabajos con la llegada de los robots?, en ese caso, es necesario recordar que hoy el mercado laboral cumple también con una función social de garantizar una buena vejez y una sustentabilidad económica. Al asumir esos cambios es necesario que sea el estado quién genere políticas de transición para afrontar el impacto de ese desplazamiento laboral que puede generar la robotización de los procesos.
Ante el envejecimiento de la población en América Latina, y ya probado en Colombia con los resultados del nuevo censo poblacional, es claro que el planeamiento del estado en su política laboral debe llevar el componente pensional, garantizando el futuro de los actuales trabajadores.
El análisis debe hacerse basado en cómo se puede afrontar esa transición estando involucradas tres generaciones con características tan diferentes. Una con madurez laboral que es renuente al cambio y que busca garantizar su pensión, otra que es la que actualmente está diseñando el cambio y modernizando las empresas, y la última que es aún más diferente, marcada por su capacidad y talento, pero llena de informalidad y consumida en un mundo digital que la hace autodidacta.
Otra pregunta sería ¿qué deberían estudiar los jóvenes de hoy? y ahí entraríamos a evaluar si las instituciones académicas están afrontando la realidad del nuevo contexto laboral, siendo jóvenes que miran el mundo como su sitio de trabajo, conocedores a través de la tecnología de todos los procesos en cualquier país y todos los sectores, con ambiciones sin límites y con visión de grandes emprendedores.
Lo importante es que el empleo del futuro lo empecemos a mirar desde lo local, y nos demos la oportunidad de analizar documentos tan relevantes como el recién publicado por el BID sobre el futuro del trabajo en América Latina, tema que hasta hoy comienza y estamos a tiempo para afrontarlo de forma planificada.