Luis Ferney Castro ha recorrido en ocho meses al menos 1.850 kilómetros del territorio colombiano en su silla de ruedas. Esta travesía la planea terminar en su natal Cajamarca luego de viajar por lugares apartados, soportar las inclemencias del clima y las dificultades de la carretera. Sin embargo, toda esta aventura le deja la satisfacción de sentirse fuerte y no dejarse nunca abatir por las adversidades.
Pero este tipo de travesía no es nueva para Luis Ferney, quien en 2009 recorrió más de 1.200 kilómetros en un viaje que lo llevó a Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela. El viaje lo hizo en su mayoría montado en su silla de ruedas, aunque en algunos tramos agrestes de la cordillera de Los Andes tuvo que recurrir a los vehículos para alcanzar a subir.
De igual forma, durante 2013 y 2014 viajó dos veces alrededor de Colombia. Los motivos de su viaje siempre han sido económicos, ya que mientras recorre las carreteras de Colombia va recolectando dinero que destina a pagar las deudas que ha adquirido con varias entidades bancarias.
“Estos recorridos los hago por los deseos que tengo de triunfar y salir adelante. Con esto consigo los recursos para pagar mis deudas, ya hace dos años tengo un pequeño negocio en Cajamarca en el barrio Ferias. Sin embargo, he tenido que pedir créditos en los bancos y se me dificulta conseguir el dinero para pagarlos”, manifiesta Luis Ferney.
Es mejor viajar solo que mal acompañado
Luis Ferney prefiere hacer solo sus viajes. Así pues, solo lleva consigo un pequeño equipaje con algo de ropa y útiles de aseo. Además, plásticos en caso de lluvia y, desde hace 20 días, una sombrilla que un camionero le donó. Sumado a esto, una bandera de Colombia y un megáfono.
“Prefiero andar solo porque uno sabe cómo le va a tocar. Así nadie me acosa, puedo hacer mis trayectos como yo quiero y tampoco tengo que discutir sobre cómo hacerlos”, agrega.
Por otra parte, también reconoce que algunas partes del viaje han sido muy difíciles, ya que algunas veces pasa la noche en la carretera. “Muchas veces no alcanzo a llegar a un sitio o me paso, cuando me doy cuenta es muy tarde para seguir, debo parar y descansar ahí mismo en la vía”, afirma.
Por ejemplo, recuerda que en el departamento de Santander vivió tal vez el momento más difícil de su expedición cuando una noche e al intentar descansar al borde la carretera, comenzó una gran tormenta y no tenía un lugar para refugiarse.
Además, el aseo personal también se vuelve un desafío cuando se tiene que recorrer largas distancias en lugares apartados y aislados.
No hay problemas grandes
Para Luis Ferney, ni su limitación física ni sus 60 años han sido impedimento para recorrer miles de kilómetros en su silla de ruedas. Por eso afirma que no hay problemas grandes que disminuyan su fuerza de voluntad y sus ganas de superarse.
«Hay que buscar soluciones, así los problemas sean muy grandes no hay que encerrarse en ellos. Siempre hay que pensar qué se puede hacer. La vida es muy buena y muy amable, lo normal es seguir adelante», concluye.