El funcionario sale con unas frases rimbombantes y lapidarias que ni él mismo se las cree. Tal es el caso de: “Ni me voy a morir ni Ibagué se va acabar”, pronunciada cuando Coldeportes desmanteló los Juegos Nacionales por falta de escenarios y la reciente en la rendición de cuentas del Ibal: “No ha habido un alcalde que haya hecho tanto por la ciudad”.
Con la mayor frescura, sin ruborizarse ni medir los alcances, Luis H. Rodríguez nos ha demostrado que los hechos son más tozudos que sus palabras. En los ejemplos que hemos puesto hay buenas dosis de cinismo, irresponsabilidad y, por qué no, autoengaño y algo de mitomanía.
Los Juegos Deportivos Nacionales fueron un fracaso, una vergüenza, y si bien el mandatario local no se murió ni Ibagué se acabo, los ciudadanos y deportistas quedamos frustrados y defraudados por la forma grotesca, vulgar e infame de como se asaltó el erario en una contratación a todas luces oscura.
Y la otra ‘verdad’ del alcalde está por verse y nunca la podrá demostrar que ha sido el mejor alcalde y el que más ha hecho por la ciudad, salvo en actos de corrupción y de mal gobierno. Y para prueba un botón. A las 24 horas de haberse hecho este autoelogio en el panóptico, el C.T.I. de la Fiscalía se tomaba los potreros donde supuestamente se iban a construir escenarios para los Juegos Nacionales en el Parque Deportivo, en busca de recaudar pruebas para la investigación que se desarrolla sobre estos hechos.
Pero si faltaba más, tenemos que las piscinas olímpicas de la 42, quedaron mal construidas y se detectaron desniveles de agua en este escenario, fallas denunciadas desde julio por uno de los subcontratistas que prefirió abandonar la obra antes que ser cómplice.
Ojalá la Fiscalía pronto concluya sus investigaciones sobre todos los sucesos que enmarcan los fracasados Juegos Nacionales, y que los responsables de esta debacle paguen por sus actos. Y que les caigan a todos. Ojalá lleguen hasta los testaferros, si los hay. Aspiramos que no haya impunidad en este caso, ni demora ni dilaciones como ha sido la conducta permisiva y perversa de la Procuraduría Provincial de Ibagué, a cargo de Ligia Aguilar Gómez, y que los $120 mil millones que se derrocharon se sepan qué destino tomaron.
De continuar haciendo el inventario sobre las obras inconclusas y mal planificadas por la administración municipal, no terminaríamos de contabilizar fracasos e incumplimientos. Solamente citaremos dos: el acueducto complementario que se comprometió hacerlos en seis meses, y pasaron los cuatro años de su gobierno y las cosas quedaron peores de lo que estaban; la movilidad de la señora Avioneta, perdón, Pilonieta, quedó demostrado que sabe más de contratación dudosa que de arreglar el despelote vial de la ciudad, y qué decir de los programas de vivienda y salud, entre otros.
Por pavimentar algunas calles y colocar como obra cumbre de su gobierno “las hermosísimas materas de la plaza de Bolívar”, como lo dijo, no nos puede decir que ha sido el mejor alcalde y el que “más ha hecho por la ciudad”. Nos encontramos de acuerdo cuando el abogado Fernando Varón Palomino, al comentar en su muro en Facebook, el desacierto del mandatario local cuando señaló: «Materas hermosísimas». Desempleo bello y corrupción divina”.
Todo esto sin señalar las encuestas de todas las firmas y agencias, que lo ubican en el último lugar como el peor de los alcaldes del país, y la última de Cómo va Ibagué, que escasamente le deja un 11% de aprobación de la ciudadanía a su gestión de gobierno.
Pueda que los familiares más cercanos de Luis H. crean en sus palabras, pero la mayoría absoluta de los ibaguereños: ¡mamola!
Nos asalta el temor que en la agonía del partido para mostrar algo a su favor, el alcalde acude al autoengaño que el diccionario lo define como: “El proceso de convencerse a sí mismo de una ‘verdad’ (o la falta de la verdad) que no revela un autoconocimiento del engaño”; más aún, a la mitomanía que la define como: “Tendencia o inclinación patológica a fabular o transformar la realidad al explicar o narrar un hecho”.
Es de aclarar que el periodista que escribe esta nota no pertenece al grupo del “boicot” de la ‘obra’ de gobierno municipal de que habla el alcalde, sino al de analistas y críticos de una realidad palmaria que vivimos, que contrapregunta, verifica y controvierte los hechos noticiosos. En una palabra, como dijera el maestro Alfonso Palacio Rudas, pertenecemos a la cofradía de los que: “No tragamos entero”.
Y con todo respeto, le sugerimos el alcalde Luis H, que una vez deje su cargo, que por fortuna es en unos días, se dedique a libretista de Sábados Felices, donde seguramente sus chistes serán aplaudidos.