En muchas ocasiones no se considera necesario cambiar de gafas hasta que los lentes están deteriorados o la montura sufre algún daño; sin embargo, es importante tener en cuenta que las gafas sirven para compensar defectos de visión y, por lo tanto, es pertinente que estos se adecuen a la evolución de los defectos para poder compensarlos.
El principal motivo para cambiar unas gafas, es la renovación de lentes que compensen el defecto de visión que se tenga; pero cabe señalar, que también existen otros factores que pueden llevar a una persona a cambiar sus gafas.
Necesidad médica:
La recomendación general para las personas que usan gafas, es acudir al oftalmólogo por lo menos una vez al año para realizar las pruebas oportunas de visión, y saber si el problema ha empeorado o se mantiene al mismo nivel. Del mismo modo, cualquier persona que, usando sus gafas actuales, sienta sensación de mareo, dolores de cabeza o visión borrosa debe visitar al especialista para realizarse una revisión de la vista; ya que esto suele ser un síntoma bastante claro de que sus gafas actuales ya no están funcionando para su problema de visión.
Niños y adolescentes:
En el caso de los niños y adolescentes, quienes están en proceso de crecimiento y ya han sido diagnosticados con algún defecto visual, se recomienda pasar por revisión oftalmológica cada seis meses para adaptar las gafas a la condición visual.
Pérdida o daño:
Por desgracia, los accidentes ocurren y los lentes, o el material del marco, pueden ser muy frágiles. Muchas veces estos impases acontecen a personas que llevan poco tiempo usando gafas y aún no se han acostumbrado a la sensación de llevarlas todo el día. Las personas que ya se han familiarizado a ellas, son más precavidos con sus lentes; pero aun así nadie está libre de una pérdida o daño.
Fuente: Gafas y Visión.