Lamentable y crítica la situación que de tiempo atrás atraviesa el Hospital Federico Lleras Acosta, que inclusive ha llevado a sugerir su liquidación. De poco han servido los ruegos al Gobierno Nacional y los esfuerzos de la Gobernación del Tolima, pues las acciones emprendidas hasta ahora no corrigen de fondo los problemas de nuestro querido hospital.
Por todo esto, hay que celebrar la tardía presentación, según lo informan medios locales, del proyecto de acuerdo por el cual el municipio de Ibagué exonera del pago del impuesto predial al Hospital Federico Lleras, lo cual de alguna manera alivia las maltrechas finanzas del centro hospitalario. (Lea Ahora sí, Alcaldía de Ibagué le tiende la mano al Federico Lleras)
Está visto que la causa fundamental de la calamitosa situación de este hospital no es otra que la monstruosa y desvergonzada corrupción que por años sirvió a intereses personales y políticos, y que ahora nos afecta a todos.
Claramente, la exoneración de impuestos también supone una reducción en los ingresos del municipio, así que cualquier impuesto que se exonere implica que la inversión del municipio en vías, inversión social y otros menesteres apremiantes, se verá necesariamente disminuida.
Puede que en este caso el monto no sea significativo, pero si resulta paradójico que aquellos que cumplidamente tributamos en la ciudad y que esperamos mayor eficiencia en el gasto, ahora tengamos que pagar de alguna manera el enorme hueco financiero que la corrupción le ha dejado al hospital.
Bienvenida la exoneración y toda medida que le tienda una mano a nuestro hospital, pero ciertamente muchos esperamos ver a estos corruptos pagar con cárcel y patrimonio el daño que le han hecho a nuestro hospital.
El caso del Federico Lleras se hace extensivo a muchos casos que se comentan en la ciudad. Ya hemos visto por denuncias e informaciones de medios independientes, cómo la gruesa brocha de la corrupción se ha asomado, aparentemente, en muchos procesos adelantados por la actual administración municipal.
El “lapicerito travieso” del POT (ver nota), así como todas las perlas relacionadas con los procesos de los Juegos Nacionales, por mencionar solo algunos casos expuestos ante la opinión pública, no pueden pasar de agache ante los organismos de control (en particular de la Fiscalía General de la Nación), pues a la vuelta de unos años y de comprobarse lo que muchos sospechan, seremos todos los “paganinis” de la francachela y la comilona.
Esperemos entonces, con paciencia y estoicismo, el dictamen de quienes tienen el deber legal de investigar.
Posdata: El Alcalde de Ibagué se queja que sus críticos nunca ven nada y poco le reconocen. Aprovecho para reconocer la necesaria exoneración tributaria al Federico Lleras. Así como por haber puesto el tema de la corrupción en el primer plano de la agenda pública de la ciudad. Gracias a su falta de gestión y cuestionada transparencia en diversos procesos contractuales, a la par de su apoyo a polémicos e inconvenientes acuerdos municipales como el foto-atraco y el del POT, la ciudadanía tiene una percepción negativa de la transparencia de Luis Hernando y su equipo de Gobierno.
Las cifras del último estudio “Ibagué Cómo Vamos” indican que el 54% de los ibaguereños creen que es una administración poco transparente, lo que nos lleva a suponer que uno de los ejes de la próxima campaña a la alcaldía tendrá que girar en torno a la defensa de lo público y a la lucha contra la corrupción.
Haber puesto este tema en el imaginario colectivo es tal vez el único legado del quinto peor alcalde del país, que al sentir de muchos es de lejos el peor alcalde que ha tenido Ibagué en su historia. Qué vergüenza…