El caos de Bogotá ha hecho que muchas personas, buscando tranquilidad y calidad de vida, lleguen a Ibagué con la ilusión de empezar una nueva vida. Este fue el caso de Marcel Parra, quien decidió llegar a la capital del Tolima para materializar su sueño: abrir un restaurante junto con su esposa, Paola Zambrano.
Marcel Parra es de Facatativá, Cundinamarca, pero vivió en Ibagué desde los 12 hasta los 20 años. Luego decidió vivir en Bogotá para estudiar gastronomía en el Sena y ganar experiencia trabajando en diferentes restaurantes de la ciudad. Durante los quince años que vivió en la capital, tuvo la oportunidad de ser parte de reconocidas empresas como «La hamburguesería» y «Bistró El Bandido».
Además de esto, también contó con la posibilidad de conocer nuevas tendencias gastronómicas en Lima, trabajando junto a Rafael Osterling en su restaurante «El Mercado». Allí estuvo un año disfrutando y aprendiendo sobre ingredientes, recetas y técnicas de cocina, todo ello de la mano de uno de los cocineros más reconocidos de Latinoamérica.
Sin embargo, las ganas de aprender cosas nuevas también lo llevaron a probar suerte en Nueva York, donde estuvo seis meses. Esta experiencia le abrió la mente y le afianzó aún más las ganas de abrir su propio negocio.
«Ibagué está llena de oportunidades»
Para Marcel, Ibagué es una ciudad con mucho potencial, aunque sus habitantes no se percaten de la inmensidad de posibilidades: “en esta ciudad se puede hacer cualquier cosa, solamente hay que tener visión”, resalta. Y esto es lo que le sobra a este emprendedor de 35 años, quien vendió sus cosas en Bogotá para tener capital y así poder abrir su propio restaurante.
Primero, dedicó al menos tres meses para recorrer la ciudad e ir conociendo la oferta gastronómica. Durante esa época, descubrió, por ejemplo, que la cebolla, el tomate y el cilantro son los sabores que más disfrutan los ibaguereños. Cada dato y detalle fueron claves para que su proceso creativo fuera exitoso.
Otra parte del proceso fue escoger el nombre de su restaurante. Marcel tenía claro que uno de los ingredientes principales de la carta sería el pescado de río, así que con un juego de palabras lo nominó Mi Pez On. Además, este emprendedor dice que “también hace alusión a que algunas personas dicen ‘mi pez’ para referirse a otras».
Una empresa familiar
Así pues, Mi Pez On nació en el primer trimestre del 2014. En un principio, Marcel y Paola ubicaron su local en el barrio La Granja, donde rápidamente los ibaguereños empezaron a reconocer y degustar la sazón que allí se ofrecía. ‘Sandwich’, frituras y platos para compartir fueron la sensación de los comensales.
“Esta es una empresa familiar en la que trabajamos mi esposa, mi suegra, mi hermana y yo. Cada uno tiene unas labores que permiten que el restaurante funcione bien”, indica Marcel. Y es que este apoyo familiar ha sido fundamental, sobre todo si se tiene en cuenta que el negocio empezó desde cero en una ciudad en la que Marcel solo conocía a cinco personas cercanas.
Hace aproximadamente un año, Marcel y Paola decidieron abrir una sucursal en el Centro de Servicios de El Vergel, esto con el fin de poder recibir a más clientes. Al final, tomaron la decisión de dedicar todos sus esfuerzos a ese local y brindar a los comensales un espacio tranquilo, con una amplia zona verde en la que la naturaleza es la protagonista. Además, agregaron unos manteles tipo ‘picnic’ para que las personas disfruten de un ambiente cálido y una buena comida, incluso acompañados de sus mascotas.
“Hay que tener actitud”
Y es que, para Marcel, tener su propio negocio ha sido una cuestión de disposición y de no tenerle miedo a los riesgos: “para emprender hay que tener 100 % de actitud y ganas de hacer las cosas bien, yo quiero que mi restaurante ofrezca el mejor servicio y por eso es fundamental contar con la mejor atención”. Para él, pasar de un local con 35 puestos a uno de 100 ha sido un logro, puesto que ha requerido de esfuerzo, trabajo duro y constancia.
Además, cuando Mi Pez On comenzó solo contaba con cinco empleados, mientras que ahora son 14, distribuidos entre la cocina y la atención al público. También ha tenido una experiencia agradable con las personas que se encargan de preparar los platos, ya que se trata de cocineros empíricos a los que él les ha enseñado técnicas para cocinar el menú de su restaurante.
Un cliente llama más clientes
Según Marcel, todavía tienen muchas cosas por hacer. Este año, por ejemplo, se agregarán nuevos platos en el menú y se ampliará la cocina para que haya un mejor sistema de distribución: “quiero que aunque alguien venga solo a tomarse una cerveza tenga la mejor experiencia en el lugar, que se sienta a gusto; de esa forma, un cliente vuelve y hablará bien el lugar a otras personas. Sabemos que el voz a voz es un sistema de publicidad muy efectivo en Ibagué”.
Por supuesto, Mi Pez On es hoy en día uno de los restaurantes de moda en la capital del Tolima. Prueba de ello son los más de 1.000 seguidores que tiene este sitio en su cuenta de Instagram y los casi 6.000 en Facebook. Esto demuestra que en Ibagué es posible tener un negocio exitoso si se cuenta con las ganas de innovar y si se da prioridad a la buena atención de los clientes.