Después de 31 años del holocausto del Palacio de Justicia, el Consejo de Estado ordenó la reparación económica de la familia de Lucy Amparo Amparo Oviedo Bonilla, una joven chaparraluna que ingresó el seis de noviembre de 1985 para una entrevista laboral pero allí encontró la muerte.
El alto tribunal basó su decisión en un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, emitido el 14 de noviembre de 2014, en el que también fue condenado al Estado por los desaparecidos del Palacio de Justicia, entre quienes estaba Lucy Amparo, cuyos restos fueron hallados en el cementerio del sur de Bogotá. (Ver: La historia de Lucy Amparo, la tolimense identificada después de la retoma del Palacio de Justicia)
«La Corte (Interamericana de Derechos Humanos) fundamentó su decisión en una serie de indicios que permitieron establecer que la Lucy Amparo Oviedo y otros desaparecidos, fueron considerados y tratados como sospechosos de pertenecer a la guerrilla por parte de las autoridades; asimismo, que salieron vivos del Palacio de Justicia, fueron conducidos a la Casa del Florero y al Cantón Norte sin el debido registro y que las fuerzas militares negaron su detención. Sostuvo que se intentó ocultar lo acontecido con las víctimas e intimidaron a quienes estaban realizando gestiones para su búsqueda», sostiene la sentencia del Consejo de Estado.
Por esa razón, ordenó indemnizar al esposo de la víctima, Jairo Arias Méndez, y a sus hijos Jairo Alberto y Rafael Armando, quienes tenían 6 años y 20 meses de edad cuando perdieron a su mamá.
La historia de Lucy Amparo
Lucy Amparo vivía en Bogotá desde el año 1978. Se casó un año más tarde con un empleado bancario con quien tuvo dos hijos. Ellos dos fueron los últimos que la vieron con vida. Salió de su casa, ese seis de noviembre de 1985, pasadas las 10:00 de la mañana, para cumplir la inaplazable cita en la que perdió su vida.
Tenía en ese momento tenía 23 años edad e iba en busca de un empleo. Su paisano Alfonso Gómez Méndez, posteriormente Fiscal General de la Nación y ministro de Estado, le había conseguido una cita con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, el inmolado magistrado Alfonso Reyes Echandía, justo a la misma hora en que el grupo guerrillero M19 iniciaba la toma.
Ella logró salir con vida del Palacio de Justicia. Su hijo mayor, sus padres y sus hermanos la identificaron días después en unas imágenes que captaron las cámaras de la Televisión Española y que lograron analizar en los estudios de Jorge Barón.
“Nosotros siempre supimos que ella había salido con vida, porque incluso nos llamaron del Ejército y nos dijeron que ella estaba en la Casa del Florero, que le lleváramos ropa porque estaba muy sucia”, recordó su hermana Armida Ovideo.
Otro momento que no se borra de su mente es la inocente expresión de un soldado del Batallón Guardia Presidencial, quien tal vez no sabía lo que pasaba por la cabeza de los militares que estaban al mando de la operación.
Cuando la familia fue hasta la Casa del Florero y no encontraban a Lucy Amparo, ese uniformado les dijo: “-No se den por vencidos, vuelvan que ahí están-… ¿Quién sabe qué otras cosas pasaron?”, se preguntó.
Tres décadas después, su familia recibió la noticia de que parte de su cuerpo estaba en las cajas 55 y 55 A en un depósito de la Fiscalía General de la Nación. En ese lugar tenían los restos recuperados en una fosa del Cementerio del Sur del Sur de Bogotá.