La grave crisis financiera que afronta la Universidad del Tolima ha afectado no solo a los docentes, estudiantes y funcionarios, sino también a los propietarios de locales comerciales de las afueras del alma mater.
Aunque todavía no sabe si la deuda de la Universidad supera los $17.000 millones, lo cierto es que las pérdidas económicas sufridas por los comerciantes del sector también son incalculables. Fotocopiadoras, restaurantes, bares, residencias, tiendas y hasta vendedores ambulantes han resultado afectados por el cierre del alma mater.
No hay mucho para fotocopiar
María Helena Rodríguez es la propietaria de una tradicional papelería ubicada a las afueras de la Universidad. El “Centro de copias Helena” es un lugar que normalmente recibe a gran cantidad de estudiantes y profesores que buscan acceder a material bibliográfico fotocopiado.
“Yo tengo dos hijos a cargo y el cierre de la Universidad me ha obligado a vivir de mis ahorros. Tenemos deudas que pagar porque en este sector los servicios públicos son costosos”, asegura la comerciante.
Según Rodríguez, hasta la fecha sus pérdidas ascienden a los $3 millones. Esto le resulta problemático porque su local cuenta con todos los requisitos necesarios para poder trabajar en el negocio de las copias y ello implica el pago de impuestos como el de la Cámara de Comercio.
“En caso de que no haya semestre, tendremos que buscar otra fuente de ingresos que nos permita sobrevivir a la crisis. Es que si la Universidad se paraliza, todo el sector se paraliza. Algunos de los vecinos se encuentran desesperados ante la reducción del comercio”, dijo María Helena Rodríguez.
En tiempos normales, en el ‘Centro de copias Helena’ hay un empleado contratado con todos los requisitos exigidos por la ley. Sin embargo, debido a la crisis comercial de la zona, dicho empleo directo se perdió, por lo menos hasta que se logre una normalidad académica en la Universidad del Tolima.
No hay a quién arrendar
En todo el sector de Santa Helena existen casas, habitaciones y apartamentos que son arrendados a los estudiantes y profesores de la Universidad del Tolima que provienen de lugares distintos a Ibagué.
No obstante, la mayoría de las residencias estudiantiles de la zona se encuentran inhabitadas. Por el sector solo pueden verse los dueños de las casas del barrio y algunos profesores y funcionarios de la Universidad que salen luego de asambleas y discusiones en el alma mater.
ELOLFATO.COM habló con el propietario de una de las residencias estudiantiles y, aunque decidió reservar su identidad, dijo que no es posible calcular las pérdidas económicas que ha sufrido a causa de la inasistencia de los estudiantes a la UT: “Cada semestre arriendo las ocho habitaciones que tengo disponibles, pero como no se sabe si habrá semestre nadie me ha llamado a separar alguna”.
Debido a la poca concurrencia en el sector, el propietario de la vivienda aseguró que las consecuencias del cierre de la Universidad del Tolima no son solo económicas, sino también en cuestión de seguridad.
“Cuando la UT está abierta, es mucha la gente que se mueve por aquí. Pero como solo se ven pocas personas, el sector se ha vuelto más peligroso. A uno ya le da miedo salir por el barrio con esas calles tan solas y poco iluminadas”, le dijo la fuente a esta redacción.
Locales cerrados
Durante la visita que hizo ELOLFATO.COM, pudo verse que la mayoría de los locales comerciales se encuentran cerrados. En un día normal es común ver varios restaurantes abiertos, ofreciendo almuerzos corrientes, ejecutivos y hasta veganos.
Según dijeron algunos vecinos del sector, ni siquiera en diciembre se ve tan poco movimiento comercial en la zona. “Es que la gente que paga arriendos por aquí no puede tener abierto un negocio con tres o cuatro meses de ventas malas”, señaló la propietaria del ‘Centro de copias Helena’.
Incluso algunos locales comerciales emblemáticos de la zona se encuentran cerrados. Los bares solo están abriendo por la noche, pese a que cuando hay normalidad académica ofrecen sus servicios todo el día.
Lo cierto es que la problemática de la Universidad del Tolima está afectando a más personas de las que se piensa. Incluso los conductores de rutas de busetas que pasan por el sector han sentido el impacto: «Antes, uno pasaba en horas pico y recogía a mucha gente. Ahora a uno no le importa si tiene o no una ruta que pase por la Universidad, porque pasar por ahí ya no hace la diferencia«, dijo un conductor de la ruta 1 de Expreso Ibagué.
Sigue la incertidumbre
Pese a que el rector de la Universidad del Tolima, José Herman Muñoz, anunció que «si Dios quiere habrá semestre desde el primero de marzo», los comerciantes del sector de Santa Helena ruegan porque sea cierto.
Si la situación de la UT no se soluciona pronto, varios de los locales comerciales que aún quedan abiertos tendrán que cerrar sus puertas, pues los más de seis mil estudiantes que tiene el alma mater significan el sustento para muchas familias de la zona.