Vómito, diarrea, dolor de cabeza, malestar general y en algunos casos aparición de fiebre, entre otros, son algunos síntomas de la gastroenteritis, una inflamación del intestino la cual afecta principalmente a los lactantes y a los niños menores de cinco años, sin excluir a los adultos y personas de la tercera edad.
Esta conocida enfermedad puede llegar al organismo por el consumo de agua o alimentos contaminados, alimentos manipulados incorrectamente, mala higiene de las manos antes de comer o después de salir del baño.
“Es importante que tan pronto el paciente sienta algún malestar visite al médico y no se automedique, ya que en la mayoría de las ocasiones las personas suelen hacer remedios caseros que no combaten ni eliminan la bacteria que pude tener el paciente en el organismo” aseguró el Dr. Dario Botero Cadavid, director del Programa Salud Infantil de EPS Sanitas.
Tenga en cuenta los siguientes síntomas para identificar la existencia de una infección digestiva:
- Diarrea. Dependiendo de la severidad del agente que produce la diarrea se pueden perder muchos líquidos, potasio y sodio (electrolitos) lo que genera un desbalance electrolítico y en caso de no atenderse a tiempo se puede llegar a la deshidratación.
- Vómito. Las fuertes contracciones hacen que poco tiempo después de comer se devuelvan los alimentos por el esófago hasta salir por la boca o la nariz. Cuando se vomita más de cinco veces en una hora o es más frecuente en un periodo de tiempo, es un motivo de consulta, especialmente si se trata de menores de cinco años.
- Dolor abdominal. Este malestar es producto de los cólicos estomacales derivados de la infección gastrointestinal que se puede sentir en la mitad del abdomen es ocasionado por las bacterias, virus o parásitos que se van desarrollando en nuestro organismo.
- Cansancio y dolor muscular. Estos dos síntomas son de los primeros que surgen entre las manifestaciones de la inflamación del tracto gastrointestinal. Los niños menores de cinco años cuando están afectados por una gastroenteritis suelen verse somnolientos y de poco ánimo, motivo de preocupación entre los padres y cuidadores.
- Falta de apetito. Este es un síntoma que se puede percibir con mayor claridad en los niños, y que cuando aparece, se debe seguir suministrando alimentos y líquidos aunque sean en pequeñas cantidades. Los padres no deben alarmarse si el niño pierde peso, pues luego de superar el episodio infeccioso el peso se recuperará.