Retomar nuestras obligaciones laborales, académicas o domésticas después de las vacaciones resulta difícil para algunas personas, sobre todo cuando concluyen largos periodos de descanso. Los especialistas sostienen que se trata del síndrome posvacacional, un conjunto de emociones asociadas al desanimo y la pereza por regresar a la rutina diaria.
El presidente de la Asociación Psiquiátrica de América Latina, Rodrigo Córdoba, sostiene que «el gran inconveniente de las vacaciones es que los patrones de funcionamiento se ven alterados y por lo tanto, nos vemos sometidos a un proceso de readaptación. Esto implica cambios emocionales, inestabilidad y en muchos casos: depresión«.
Sin embargo, es importante precisar que el síndrome posvacacional no está aceptado como enfermedad ni tampoco se manifiesta en todas las personas. Por lo que ni piense que podría buscar una incapacidad médica para no ir al trabajar.
Lo más recomendable es que se prepare y enfrente la realidad con estos consejos:
- Programe el regreso con tiempo: No deje todo para lo último. Lo aconsejable es que el regreso lo haga tres o cuatro días antes de entrar a trabajar o estudiar, para que organice sus cosas con tiempo.
- Organice sus tareas: Dedique un tiempo a analizar qué tareas tiene que hacer y dele prioridad a las más sencillas y placenteras, sin dejar a un lado las más importantes.
- Regule las horas de sueño: Si durante las vacaciones usted optó por levantarse y acostarse tarde, es conveniente que la noche anterior deje listas sus tareas y vaya a la cama temprano, para que pueda dormir mínimo ocho horas.
- Ejercítese: Haga deporte al menos 30 minutos, tres veces a la semana. La actividad física hace posible que nuestra mente se libere del estrés al concentrarse en la ejecución de los ejercicios.
- Tenga paciencia: Deje los recuerdos de las vacaciones y concéntrese en sus tareas. El síndrome posvacacional es pasajero. Una vez se haya adaptado a la rutina, los síntomas desaparecerán. Es cuestión de actitud y de tiempo.