Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín cultivaron células obtenidas de hojas de plántulas de borojó, de las cuales se formó un tejido de células no diferenciadas (callo).
El profesor Fernando Orozco Sánchez, de la Escuela de Biociencias de la Facultad de Ciencias de la U.N. Sede Medellín, explica que el callo se cultiva en un medio artificial sólido suplementado con azúcar, sales inorgánicas, vitaminas y hormonas vegetales contenidos en recipientes de vidrio, y cada mes se transfieren a medios frescos.
Posteriormente, los extractos se evalúan en diferentes concentraciones adicionadas tanto a células de cáncer de seno y leucemia (que también se debieron cultivar de manera específica) como a células no cancerosas, que en este caso fueron de ovario de hámster chino.
La evaluación se hizo para conocer si algunos de los compuestos obtenidos de las células en suspensión de borojó podían ser útiles para desarrollar un fitomedicamento. Al respecto, el profesor Orozco Sánchez afirma que se encontró que los extractos más promisorios fueron los hexánicos y diclometánicos; así, las células cancerosas perdieron su viabilidad con extractos que no afectaron las células sanas.
“En estos compuestos se observa potencial, pero necesitamos seguir estudiando; por ejemplo, identificar las moléculas bioactivas presentes y que pueden afectar estos tipos de cáncer y tal vez otros”, agrega.
Si bien el estudio comprobó el potencial anticanceroso de los extractos de las células en suspensión de borojó, estos no han sido caracterizados en forma detallada. Además, se deben precisar otros experimentos que posibiliten la producción de fitomedicamentos en Colombia de una manera ambientalmente sostenible.
Fuente: Unimedios.