Los estudiantes no utilizan uniformes, no llevan tareas a su casa y les dejan invertir tiempo de estudio en las actividades de su elección. Así funciona el Colegio Europeo, que demostró que utilizando métodos no tradicionales de enseñanza se pueden conseguir grandes resultados académicos.
Como señala la rectora de la institución Laura Obando Gómez, han creado un espacio en que los estudiantes son los protagonistas de su propio aprendizaje y buscan es enseñarles a ser competentes en la vida.
La filosofía del colegio se basa en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, que identificó los siguientes doce tipos de inteligencias: lingüística-verbal, lógico-matemática, visual-espacial, musical, corporal-kinestésica, intrapersonal, interpersonal, naturalista, emocional, existencial, creativa y colaborativa.
En otras palabras, el cerebro de cada persona tiene la capacidad de procesar la información de diferentes formas y si se logra encontrar la correcta, se puede aprovechar el mayor potencial de cada estudiante.
Estudiar para la vida y no para un examen
“Nosotros no trabajamos para tener un mejor resultado a nivel nacional, sino que nuestro currículo les da las competencias para poderse defender en la vida”, explica Obando.
De la misma forma, Jorge Hugo Hincapié, coordinador académico del diplomado en Pedagogía para profesionales no licenciados, respalda esta apuesta comentando que “hay una propuesta en el ámbito de la educación y es buscar sujetos que sean felices y competentes, que puedan crecer individualmente y aportarle a la sociedad”.
Entonces, ¿es esta educación mejor que los modelos más tradicionales?, Hincapié añade que no es que sea mejor o peor, sino que tiene un factor contextual que le aporta a la educación del estudiante. “No es lo mismo un colegio como este que tiene cinco personas por salón, quienes pueden recibir un acompañamiento personalizado, a las educaciones oficiales que tiene hasta 40 o 50 estudiantes por profesor”.
Conociendo esta situación, la rectora del colegio le gustaría “invitar a todas las instituciones educativas de Colombia a mejorar estos proyectos educativos y darle más competencias al estudiante sobre clases teóricas. Clases más prácticas que tengan en cuenta el diario vivir de los jóvenes estudiantes. Yo sé que es fácil decirlo y muy difícil aplicarlo, pero para eso estamos los rectores y docentes, y lo estamos logrando poco a poco”.