Hace algunos días los Tolimenses que por convicción defendemos el agua, la vida y el territorio recibimos con extrañeza y repudio la denominación que con vehemencia expreso hacia nosotros durante un debate televisivo, calificándonos como “Yihadistas Ambientales”.
Nos han llamado de diferentes formas: “Guerrilleros”, desde las compañías mineras para las que usted ha laborado y hoy defiende; “Ignorantes”, por los sectores defensores de la megaminería; “fundamentalistas” por los beneficiados laboral y económicamente de los proyectos que hoy amenazan nuestra región; pero ¿“Yihadistas”? Eso algo que nunca siquiera hubiéramos podido imaginar y que definitivamente se sale del contexto de las acciones jurídicas, ciudadanas y pacíficas que bajo el amparo de la Constitución y la Ley venimos desarrollando en defensa del patrimonio ambiental de Ibagué y el Tolima.
Tratar de equiparar el trabajo que desde la ciudadanía venimos realizando para generar conciencia ambiental sobre los efectos y consecuencias que traería la explotación aurífera a cielo abierto en el Municipio de Cajamarca, despensa agrícola del Tolima y declarado como zona de reserva alimentaria, asi como los proyectos industriales asociados que se pretenden ejecutar en los Municipios de Ibagué y Piedras, con el accionar ejecutado por el «yihadismo», organización terrorista caracterizada por la frecuente y brutal utilización de la violencia, es algo que genera repudio, rechazo y exige una rectificación pública de quienes nos sentimos afectados en nuestra honra y buen nombre.
Mientras el «yihadismo» que usted evoca para caracterizar de manera peyorativa nuestra labor se fundamenta en doctrinas teocráticas y antidemocráticas, los movimientos ambientales en el Tolima promovemos el respeto por la democracia y el principio de soberanía popular a partir de los mecanismos de participación ciudadana.
Mientras el «yihadismo» desprecia sistemáticamente la vida, utilizando métodos como atentados terroristas, secuestros, decapitaciones, ataques suicidas, y ejecuciones sangrientas, nosotros defendemos la vida a través de métodos como las movilizaciones ciudadanas, marchas pacificas, diplomados, seminarios, audiencias públicas y foros de discusión.
Mientras el «yihadismo» emplea el terrorismo y la violencia premeditada por grupos clandestinos con motivos políticos, nosotros actuamos de frente, nunca en la clandestinidad, sin mas armas que los argumentos, sin mas fines que la protección del agua, la vida, los páramos, la vocación agropecuaria y turística, el respeto por la soberanía popular y el derecho a decidir sobre el territorio, de ahí nuestro absoluto rechazo a su afirmación según la cual los ambientalistas estamos “sembrando terror en las regiones”.
Pretender de asimilar los movimientos ambientales con grupos yihadistas como Al Qaeda, Hamás o los Talibanes, es una grave ofensa y amerita de parte suya, profesor Ordoñez, en honor a su formación académica, pedir excusas públicas no solo a los 120.000 Tolimenses que nos manifestamos pacíficamente el pasado 3 de junio, sino a todas las organizaciones en Colombia que defienden el medio ambiente ante los riesgos generados por proyectos mineros tanto legales como ilegales.
En tiempos donde el país lucha afanosamente por alcanzar la paz, sus palabras no dejan de ser otra cosa que una clara incitación a la guerra, al odio, a la polarización, por ello lo exhortamos públicamente a que rectifique su posición y no estigmatice de manera tan burda y alejada de la realidad a quienes preferimos un vaso de agua que un puñado de oro o unas pocas monedas.
En espera a una respuesta positiva a la presente solicitud.
@camilodelgadoh
Abogado, profesor universitario, concejal de Ibagué.