Una niña tímida, callada y juiciosa fue la primera impresión que dio Diana Alejandra Pomar Moreno, cuando entró a un apartamento del edificio residencial Escorial en el centro de Ibagué, para trabajar como empleada doméstica. Ropa, joyas y artículos tecnológicos fueron parte de las pertenencias que Diana hurtó y sacó en una maleta de viaje el pasado lunes 5 de abril. La víctima, una docente ibaguereña y a quien se llamará “Carmenza” para reservar su identidad, afirma que en ningún momento sospechó de esta joven de 20 años proveniente del Caquetá. ELOLFATO.COM le cuenta esta historia y lo que puede hacer para que no sea víctima de robo a la hora de requerir de una empleada de servicio en su vivienda.
Ante la necesidad de tener a alguien para ayudarle en los oficios del hogar, “Carmenza” inició una búsqueda a través de su esposo. Por recomendación de una compañera de trabajo, lograron contactarse con Diana Pomar Moreno, una joven de 20 años que se encontraba viviendo en Caquetá y sin empleo. Tras el envío de $150.000 pesos para los gastos de su viaje, Diana llegó el 9 de enero a Ibagué para empezar su trabajo como empleada doméstica. Poco era lo que comentaba sobre su vida personal, afirma “Carmenza”. Sabían que solo había cursado el bachillerato y que esperaba tener la oportunidad de estudiar. (Ver perfil de Facebook de Pomar Moreno)
La mañana del robo
“Mi esposo y yo siempre salimos a las 6:00 a.m. y regresamos después del mediodía. El lunes, cuando llegué, me encontré con un total silencio. Llamé a Diana pero me di cuenta que no estaba. Subí a mi cuarto y vi todas mis cosas en desorden”. Ropa interior, blusas, zapatos, lociones, maquillaje, cremas, relojes, bolsos y bisutería en oro y plata, además de $2.400.000 en efectivo y una plancha para el cabello, un secador, dos celulares y un computador portátil, hacen parte del hurto que suma $18.000.000 en total.
En general, Diana y sus patrones llevaban una buena relación. Le proporcionaron algunas prendas de ropa cuando llegó a Ibagué, le prometieron colaborarle en un estudio técnico en el SENA, y en la última Semana Santa la invitaron a acompañarlos en un viaje a Manizales. “Yo la miraba a ella, y se me parecía a mi hija. Pensaba en lo difícil de ver a una joven de esa edad en oficios como éste, pero yo le quería ayudar a salir adelante”.
Por ello, “Carmenza” nunca sospechó pese a algunos hechos que habían sucedido meses atrás. Cuando se suponía que Diana ya había trabajado en casas de familia como empleada, “Carmenza” tuvo que indicarle cómo cocinar, planchar y lavar la ropa pues no lo sabía hacer.
A esto se suma que se le veía chateando gran parte del tiempo, lo que, según Carmenza, pudo ser el medio para planear el hurto.“Yo no desconfío de nadie. Por eso me pasa lo que me pasa. Ella sí me decía que la parecían bonitos mis tacones y mis tenis, y que se veían de buena marca, pero para mí eso no era índice de nada”. La denuncia por hurto ya fue interpuesta ante la Fiscalía, ente que anunció comunicarse con “Carmenza” en unos quince días para saber cómo va el proceso.
El hecho, además, ha sido impactante para ella a nivel psicológico. Confiesa que no ha podido dormir, que cualquier ruido en el edificio la asusta, y que piensa que cualquier noche llegará alguien a hacerles daño a ella y a su esposo, pues Diana se llevó con ella copia de las llaves de la casa y del portón del edificio. “Yo todavía no puedo creer los alcances que ella tuvo en menos de tres meses. Aquí ella tenía su cuarto y yo le daba sus útiles de aseo. Tenía libre el domingo y siempre intenté darle el mejor trato”.
Las cifras de hurto a residencias
De acuerdo con el capitán Julián Rodríguez, comandante de la Sijín de la Policía Metropolitana de Ibagué, en el año 2015 se registraron 572 casos de hurtos a residencias. Aunque la Policía Nacional no reporta específicamente la cifra cuando el autor del delito es una empleada del servicio doméstico, recurren a clasificarla como persona conocida, familiar, amigo o allegado. De esta manera, el 87 % de los casos corresponde a esta modalidad.
La forma en que suelen operar, se resume en ganar fácilmente la confianza de los propietarios de la vivienda y dar cuenta de la necesidad del empleo. Por lo regular, los responsables de estos delitos actúan en grupos entre tres y cinco personas, sin constituir bandas criminales propiamente. Objetos pequeños pero de gran valor, como joyas y accesorios, son los primeros en ser hurtados antes de efectuar un robo de mayor magnitud. Esto, para medir si los propietarios se percatan o no de la ausencia de sus pertenencias. En general, las empleadas de servicio que planean este tipo de delitos, no permanecen más de dos o tres meses en una residencia. Incluso, se reportan casos de robos efectuados en sólo un par de días posteriores a la contratación.
Si usted es víctima de robo en su vivienda, recuerde comunicarse inmediatamente con la Policía Nacional en la línea 123. Luego de ser interpuesta la denuncia, se procederá a verificar el hecho e identificar el responsable, por medio de huellas dactilares o nombre y número de cédula. La víctima pasará por un proceso de entrevista para conocer los antecedentes y detalles del hecho para, finalmente, en un plazo de tres a seis meses, intentar dar captura al autor del hurto.
Recomendaciones de la Policía Nacional
Para prevenir y evitar el hurto residencial, la Policía Nacional recomienda lo siguiente:
- Solicitar los datos de la persona que será contratada, como número de cédula, lugar de procedencia o residencia (de no ser interna), al igual que pedirle recomendaciones de empleos anteriores.
- Verificar si la persona tiene antecedentes judiciales, consultando en la página web de la Policía Nacional.
- Prestar atención a cualquier indicio o hecho que despierte sospecha, al estar fuera del comportamiento habitual de la empleada.
- Evitar salir de viaje, o al menos no por largos periodos de tiempo. Si es así, recomendar la casa a algún familiar o amigo.
- Tener cuidado con las grandes sumas de dinero en la vivienda. En lo posible, depositarlas en una caja fuerte o un sitio que no conozca la empleada, o incluso, mantenerlas en el banco.
- Si la residencia lo amerita, instalar un circuito cerrado de televisión o cámaras, para evidenciar un permanente control y vigilancia.