La primera temporada de lluvias de 2016, que probablemente estará acompañada del Fenómeno de La Niña, no afectará severamente la prestación del servicio de agua potable a los más de 120.000 usuarios del Ibal.
Esa es la meta que se fijó el gerente de la empresa, Alberto Girón, con la implementación de una estrategia compuesta por la utilización de insumos químicos y la estabilización del sistema de acueducto a través de la captación de agua de la quebrada Cay.
La ciudad, históricamente, ha soportado prolongados cortes del suministro de agua potable cada vez que llueve fuertemente en la parte alta del Cañón del Combeima. Ocurre porque la plata de tratamiento del Ibal en esa zona de la ciudad no puede operar cuando hay más de 10.000 unidades de turbiedad y debe suspenderse la captación.
Después, cuando pasa la creciente, la empresa inicia el llenado de los tanques, proceso que tardaba hasta 16 horas. Pero ahora, las cosas cambiaron, según explicó Girón. El Ibal está aplicando, desde enero de este año, un químico de alta tecnología que remueven en menor tiempo la sedimentación.
“El sistema de acueducto de Ibagué ya enfrentó dos crecientes del río Combeima que superaron las 75.000 unidades de turbiedad (solo resistía 10.000 unidades) en este mes de abril y la ciudadanía no ha tenido que soportar cortes prolongados en el suministro, como ocurría anteriormente”, dijo el funcionario.
¿Por qué ocurre esto? Cuando hay altos niveles de turbiedad en la bocatoma Combeima, se aplica el químico que separa rápidamente la tierra que trae el agua, y se abastece de la quebrada Cay. Así se estabiliza el sistema acueducto, mientras pasa la creciente.
“La semana pasada tuvimos 28.000 mil unidades, eso antes habría sacado el sistema de operación unas 16 horas, pero ahora solo fue durante seis horas. En este tiempo podemos defendernos con la quebrada Cay y los tanques no quedan secos. Por eso los ibaguereños no sintieron el golpe de no tener agua porque estamos trabajando en ponerle ciencia y tecnología a esta empresa”.
Sin embargo, Girón reconoció que si bien la tecnología aporta a la solución del problema de turbiedad, no se puede desconocer la fuerza de la naturaleza y el riesgo que siempre trae la quebrada El guamal, el afluente que arrastra más sedimentación hasta el río Combeima.
Los comportamientos buenos y malos de los ibaguereños
Finalmente, el gerente del Ibal, Alberto Girón, contó que los usuarios están comprometidos con el ahorro de agua pero descuidados con el manejo de los residuos sólidos.
El funcionario celebró que los hogares están consumiendo 17 metros cúbicos mensuales, cuando el promedio del año pasado fue de 20 metros cúbicos en el mismo periodo de tiempo.
Sin embargo, muchos usuarios arrojan llantas, colchones, ladrillos, cobijas y hasta animales a la calle, lo que provoca el taponamiento de la red de alcantarillado.
Operarios del Ibal han sacado 23 toneladas de basura, en 66 barrios, durante los primeros tres meses del año. «Ahora con la llegada de las lluvias, no podemos seguir arrojando basura a la calle. Después se presentan las inundaciones y la gente reclama porque la empresa no hace nada. Sí estamos trabajando, pero necesitamos del compromiso de los ciudadanos».