Mientras que los ibaguereños duermen, la plaza de la 21 empieza labores para descargar todos los alimentos que llegan desde diferentes partes del país y van a terminar en los platos de cada uno de los ciudadanos. En la plaza de la 21 se hacen descargues los martes y viernes. Es en estos días en los que se presenta una gran congestión de personas entre conductores, vendedores y compradores en este sector.
Los camiones empiezan a llegar desde las 7:00 de la noche del día anterior. Sin embargo, la actividad no cesa hasta las 6:00 o 7:00 de la mañana del otro día, cuando los policías deben ir a descongestionar la zona de vehículos. Es por este motivo que durante estos días se presentan trancones sobre la carrera Cuarta.
Según Héctor Antonio Conde, propietario de una carnicería de la zona, durante estos días se reciben productos principalmente de Cajamarca, Anaime, Boyacá y Armenia. No obstante, él recibe todas las tardes la carne que vende a diario.
“Ahora la gente pide mucho las vísceras, el hueso y la costilla. Eso por cuestión de precios, ya que esas partes son mucho más económicas”, asegura.
En cuanto a la dinámica de la plaza en horas de la madrugada, manifiesta que en todo el sector se encuentran muchos habitantes de la calle. La mayoría se dedican a consumir drogas, mientras que otros buscan en la basura qué pueden aprovechar de ella.
“En la zona se ve mucha basura porque la gente no ayuda con el aseo y deja todos los desperdicios en la calle. Sin embargo, muy temprano están los ‘escobitas’ que dejan todo limpio otra vez”, expresa.
Así como el consumo de drogas y la falta de limpieza son unas de las problemáticas, el trabajo infantil también se encuentra en este sitio, ya que los niños muchas veces son los encargados de descargar los productos de los camiones o de ayudar a organizar en los alimentos en las bodegas.
De igual forma, el rebusque hace parte del panorama. La plaza le permite a cientos de personas conseguir lo de su sustento diario, ya sea vendiendo tintos, cigarrillos, gaseosas y desayunos, o ayudando a cargar pesados bultos hasta las bodegas.
Aunque en el día Ibagué tenga un clima cálido, en las noches la temperatura desciende y, por lo tanto, no es raro ver a las personas con sacos, buscando bebidas calientes en los minutos de descanso que quedan entre carga y carga.
Cada una de las personas que trabajan aquí cumplen una labor que permite que la plaza ejecute su dinámica diariamente y pueda brindarle a todos los ibaguereños productos frescos y de buena calidad. Esta ardua jornada dura casi 12 horas y pasa desapercibida por la mayoría de ciudadanos quienes duermen y a la mañana siguiente solo se encuentran con las frutas y verduras distribuidas en cada uno de los puntos de venta.